domingo, 16 de enero de 2011

Me coloco mis auriculares mientras escucho como pasan las canciones en mi laptop y papá se dedica a subir el volumen de los vinilos en el living. 
Es un domingo como cualquier otro, mi grado de frustración post-findesemana sumado al hecho de que aunque te odie y me tengas las pelotas absolutamente colmadas sí, extraño hablar con vos, porque MUY A MI PESAR somos tan parecidos que me pasaría la eternidad hablando con vos si no fuera porque sos un pelotudo y aparecés cuando te conviene, cierto.
Esta semana fue tan agotadora... examen el jueves y pasarme toda la tarde y parte de la noche estudiando para los exámenes del viernes ¿para qué? para que en uno me fuera como el ojete y el otro maso maso lo mismo. SÍ, soy una persona asquerosamente negativa, que no se quiere ni un poquito, que se encuentra todos los defectos que tiene e incluso si no le parecen suficientes se los inventa, inconformismo compulsivo.
Soy franca conmigo misma, Sofía le odiás, certo, pero al mismo tiempo extrañás hablar con él, es decir, es un hecho. Sabés que te miente continuamente, que lo va a seguir haciendo y que lo único que quiere es reirse en tu cara, pero vos seguís esperando que cambie, que se dé cuenta de sus error y que valore lo que tiene, LAS BOLAS.

Prosigo con mi (larga) historia. Otro capítulo absurdo de todo este quilombo...

[...] Después de todo ese episodio doloroso y bochornoso del martes, como no sé hacer otra cosa que cagarla, eso hice. Intenté darte otra oportunidad para que me demostraras que no eras la peor escoria que quedaba viva en esta nuestra sociedad. ERROR. Me seguías hablando, me sacabas tema de conversación con la esperanza de que yo te hablara como lo hacía antes, en una conversación NO cortante, una conversación como si no hubiese pasado nada, era pedir un milagro.
Conversamos CASI como personas civilizadas el miércoles a pesar de que estaba tan cortante que creo que te hice algun que otro tajo. El jueves otra vez conversamos, pero yo había tenido un buen día en el colegio, así que intenté no ser tan cruel con vos, por mucho que te lo merecieras... pudimos tener una conversación más o menos "normal" aunque tus últimas frases me sacaran de quicio de lo asquerosamente falsas que sonaban, me daban ganas de golpearte brutalmente en la cara ya que no lo había hecho en el momento adecuado. Y porfin, el viernes, un día de mierda, una de mis mejores amigas me invitó a comer. Comimos y mientras veíamos la televisión nos quedamos en estado vegetal, pero vegetal mal. Sonó mi celular a las 6 (sí sí, SEIS 6) de la tarde, era la alarma de la siesta. Me dió mucha bronca que sonara y no sé porque dije "poray debería levantarme", pero no le hice caso a mi cerebro, le hice caso a mi columna y al magnetismo de la cama. 
A las SIETE decidí que era hora de abrir los ojos y enfrentarme a la realidad, por lo que, por alguna razón que desconozco y me intriga, prendí mi MSN para ver si me habías escrito algo. ASÍ FUE. Tu mensaje había sido escrito a las SEIS (6) en él constaba  que aquella noche no te conectarías (viernes) porque estabas "REBENTADO". Decías que estabas en la biblioteca y que si yo iba nos veríamos y sino, no (obviedad), por lo que evité la tentación de ir, podía salir algo muy desagradable de ese encuentro... y por último, que hablaríamos el domingo, okay "chau linda". Sé que en algo me estabas mintiendo, y me calienta, pero ya no sé qué más hacer para que seas 100% sincero, mierda.


Yo ahora me voy a estudiar, ya me desahogué un poco con mi querido y amado blog. Sean felices por mí.

Atte: La Bola de Fraile

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